lunes, 30 de junio de 2008

Ahora bien, leyendo el prospecto que viene con estas flores veo algunas curiosidades.
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Me lo mandó Mili, una asidua visitante de la tienda (aunque la tienda tenga dos días).
A ella, gracias por el aporte.
Ahí va...
LA TIENDA DE AMBIGÜEDADES
Si le da vueltas y vueltas en la cabeza a lo ambiguo,
y ni siquiera el continuo de pensar lo soluciona,
ni en el diccionario asoma definición interesante,
sobre este monstruoso arte de vender lo indefinido.
Si se confunde lo ambiguo, con lo que puede ser vago
debe estar atosigado ante semejante problema
de creer una blasfemia lo que vende este buen hombre.
Allí no hay imprecisión… sino duda y confusión.
Si le preocupa la gente que hasta su tienda se acerca
no debe perder la cuenta de los que hasta ahora vio entrar,
saliendo de ese lugar más compungidos que antes
si al buscar la consonante se le ofrece una vocal.
Si más le preocupa el tipo, que está solo y encerrado
pretendiendo, estando errado, dar solución a esas vidas
yo me atrevo, a usted pedirle: no lo imagine “en las vías”,
Franco sabe qué decirle al que nos mira de arriba.
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-¿Tendrás un colectivo por ahí?
- Seguro que sí, y si no lo tengo te lo mando a pedir. Dame dos minutos.
No me quedaban más, pero agarré el teléfono y llamé al Paque Nacional Los Alerces.
- Te llega en dos semanas.
- Listo, paso.
Así fue: llegó una arboleda completa: un adjetivo colectivo.
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La profesora necesitaba una frase ambigua.
-"Todo, absolutamente todo, es relativo"
Sonrió y se fue.
No le cobre nada. No supe ponerle precio.
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- Buenos días
- Buenos días, señor.
- Esteee... anoche se me cortó la luz en casa. Necesitaría una luz de emergencia.
- Perfecto ¿Qué color la prefiere?
- ¡Ah, vienen en diferentes colores! Amarilla, entonces.
- Espéreme que voy a buscarla.
Así terminé de vender la última vela amarilla que me quedaba esta semana.
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Ustedes se preguntarán qué tipo de personas vienen a la tienda (puede que no se lo pregunten, pero no me importa, tengo ganas de escribirlo)
Se acerca gente de todo tipo, no tenemos un consumidor tipo, por lo que nuestro target es amplísimo.
Eso sí: los verdaderos clientes son los buscadores de sorpresas. Esos que vienen, piden su ambigüedad o vaguedad y no ponen peros, aceptan lo que les fue dado, pagan, agradecen y se van. Son mis preferidos, pero también vienen los pesados, los cuestionadores o los aclaradores. ¿Para qué vienen? No lo sé. Estimo que alguien más los debe haber mandado a hacer las compras.
Si se da una vueltita por la tienda, hágame caso: pida algo y déjese sorprender.
Publicado por Franco Referencias de los clientes, Lo que sí, Nociones básicas, y esto donde va 5 repercusiones
La gente ya empezó a pedir cosas que no podía ofrecerle, y es que creo que con el tema de las ambigüedades me volví un poco específico.
Algunos me piden, por ejemplo, "alguna cosa" o "mucho frío", por lo que decidí poner una sección con Vaguedades.
Así que ya sabe, señor, señora:
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Vino el pibe de acá a la vuelta pidiendo una ambigüedad. Menos mal porque otra cosa acá no hay.
El tema es que quería que fuera importada y blanca.
No se crean que es fácil encontrar especificidades en el depósito. Tengo todo ordenado pero voy cambiando constantemente de criterios de ordenamiento, así que alguien que no entiende podría decir que está desordenado.
Busqué, revolví y encontré la ambigüedad importada y blanca: un monaguillo comunista europeo.
Otro cliente satisfecho.
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Ayer vino una señora y la muy sinvergüenza me miró y me dijo "Yo ya sé que esta es la tienda de ambigüedades", a lo que yo respondí que la felicitaba. Acto seguido saca de su bolsillo la mano derecha, cierra el puño, extiende el dedo índice y señalando una ambigüedad dice "Quiero eso".
- ¿Cómo se llama, señora?
- Lidia
- Lidia, acá no puede venir a señalar tan decidida las cosas porque se estropean. Si sigue haciendo eso dejan de ser ambigüedades para ser algo definido, ¿entiende? Ahora me va a tener que pagar lo que señaló, ya perdió todo su valor ambiguo.
La vieja se recalentó y se fue.
Esto me da que pensar dos cosas: poner un cartel que diga ""Eso" no se dice" o "El que señala paga" y que no tengo que tener todo a la vista porque la gente se tienta a decidirse.
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Las primeras tres semanas estuvimos solos tomando mate todo el día porque la gente no estaba muy segura de dónde quedaba la tienda. Se corrió el rumor de que había una pero nadie se animaba a dar un dato preciso. "Creo que abrieron una", "Puede ser que sí, pero no sé", los decididos se animaban más a decir "Sí" o "No, no... de ninguna manera".
La cuestión es que uno una vuelta entró a preguntar la hora.
- Disculpe, ¿Tiene hora?
- Puede ser
- ¿Cómo "puede ser"?
- ¿Cómo puede ser? Puede ser tarde o temprano, depende.
- Estimo que es temprano.
- ¿Para qué, señor?
- ¡¿Y a "usté" qué le importa?!
- Usted es el que preguntó la hora.
- Sí, es que se me hace tarde.
- ¿No dijo que era temprano?
- Sí, pero ya deben haber cerrado...
- ¿Qué cosa?
- La tienda de ambigüedades.
- Tranquilo, amigo, ya llegó.
El tipo se quedó tranquilo y ahí pude explicarle que tarde o temprano se llega a este lugar.
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En la tienda de ambigüedades uno puede comprar lo que quiera si sabe cómo pedirlo.
No se puede exigir nada con precisión porque sólo hay ambigüedades. No venga buscando un termómetro, por ejemplo, ya que es demasiado específico. Para eso vaya a una farmacia.